y al encontrarnos en lo más
simple
cual en esa infancia humilde
toda plena y decorada
de ese creer en lo que se no
sabia
en esa alegría tan entrañada
en ese día a día que se vivía
sin tiempo ni salida o llegada
Esa melodía que se oía
La luz que renacía en la mirada
esa feliz alegría,
de quien nos tomaba
y en brazos nos llevaba...
ejemplos vivientes somos...
corazones bien humanos...
y en día a día de las gentes...
siendo tantos...
nos encontraremos
en algún tiempo y lugar
– como hermanos...
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