en ese horizonte
línea donde los sueños descansan
había un promontorio dejado
por las manos
de los que allí habían pasado
y crecía y se engrandecía
a medida que la gente
que seguía
lo admiraba
más grande y crecido lo veían
y más piedras en la mano traían
para dejar en ese lugar
hasta que otros lugares
de piedra viva florecieron
como flores silvestres se esparcieron
marcaron vía o avenida
camino estrecho e perspectiva
de ese lugar
a donde se iba y llegaba
para estar
a solas con esa fuerza
que llama sin cesar
esa llama
que se lleva en el pecho
sin apagar
aun en la tormenta
de hielo más cerrada
o en la niebla
de la altura más nombrada
o el la llanura más extensa
donde lo que se piensa
se apaga
la llama sigue viva
permanece encendida
y se levanta
cuando se encuentra
a otra gente
que la lleva en la mirada
otro lugar en la mente
donde el corazón
tenga su morada
y sea ese camino
de piedra viva marcada
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