en esas vestimentas rasgadas
de tanto andar
por los bosque – las fragas
como las llaman al llegar
por extender brazos al viento
a tu íntimo sentimiento
y dar alas al tiempo
para ser tu sostén en el momento
en el que te entregas también
y en los lugares olvidados
dejados por bien llegar
a otros momentos
en los que por dentro
esa hospitalidad contenida
se encuentra en otra forma de vida
allí extendida y plantada
como cuando el calor
del amor humano se elevaba
para ser así también cosechada
al subir la montaña consagrada
que se imagina
que se sueña que se culmina
así también ver llegar
toda esa alegría
que entre la melancolía
parecía que no se podía
llegar a expresar
y en los momentos
en los que miramos
esos valles olvidados
plantados a los pies de la cima
la marea que oímos un día
que nos llama con cierta alegría
a volver a empezar
nos acoge y nos ilumina
hasta que esa estrella
tan querida que en cielo
íntimo apelo
no cesa de volver a llamar
y entre las brumas frías avanzamos
con el calor que en el pecho llevamos
y entre la lluvia y el viento
encontramos
por dentro un nuevo aliento
y en el sol más intenso
eso que va más allá
de lo que se y pienso
se hace sombra amiga
bajo la rama que escondía
esa flor de amor tan pura
esa pétala trasparecida
ese algo que siendo
nos asegura
que al fin llegaremos
un día
a dejar en llamas las vestimentas usadas
a zambullirse sin miedo
en el amplio mar de amar
regresar con esa fe renovada
ese amor que proclama
ese algo a entregar
allí y donde
sigamos
allí y en el momento
que al fin nos encontramos
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